viernes, 5 de agosto de 2016

Epílogo Sudáfrica 2016

Algunos de vosotros ya lo intuíais por nuestras caras, por las fotos, por las vivencias contadas o por lo que fuera… pero es cierto: Sudáfrica ha sido una de las aventuras que más nos ha llenado de todas las que llevamos encima (y que no son pocas precisamente). Repetiríamos destino sin pensárnoslo ni un momento. ¿Y por qué? Por muchas cosas… y por ninguna en particular. Y es que la diversidad es lo que define bien a este país. 

Sudáfrica es un país de contrastes. Hemos tenido la suerte de recorrer una buena parte del país, y nos hemos quedado maravillados con sus paisajes, sus playas, sus parques nacionales, su fauna y flora… No hay nada como escuchar los sonidos del Kruger, deleitarse con una copa de pinotage, degustar un braai en plena naturaleza a la luz de la luna, una sesión de playa y surf en la Garden Route o una visita a los barrios multirraciales de Ciudad del Cabo.

Nos han impresionado también la mezcla de culturas, de razas, de religiones, de colores… todos ellos coexistiendo en una misma tierra, compartiendo los mismos amaneceres y atardeceres, los mismos sueños, los mismos temores y las mismas ilusiones. Imaginaros, es un país con 11 idiomas oficiales (menos mal que el inglés es uno de ellos!). Increíble de creer.

Y, ¿cómo es posible encajar las piezas de este puzzle social? Lo que supuso el Apartheid en este país y en el mundo es muy complejo de entender. Mandela llegó a unir al país y transformarlo en un país moderno y con futuro. Transformación formada por la mezcla tensa entre varios ingredientes radicalmente distintos. Porque los Africaners (o colonos holandeses, británicos, alemanes y portugueses) también son parte de las raíces del país. Pero también lo son los zulúes o los xhosas, tribus que estaban antes que ninguno y que en cierta forma fueron desplazados de sus riquísimas tierras por los colonos. Y ya si juntamos a judíos, malayos, indios que al principio vinieron de paso, pero que con los años fueron parte del gran despertar económico del país… Ahora todos son piezas de este complejo pero maravilloso puzzle. 

Ser conscientes de su historia nos ha hecho disfrutar aún más del viaje. Y es que una de las primeras cosas que percibes al llegar a Sudáfrica es que la desigualdad racial aún perdura. En Sudáfrica aún hay ciudades de blancos y de negros, los famosos townships; como Soweto, una barriada que pudimos visitar en un día festivo y que rodea la ciudad de Johanesburgo como un océano de casuchas y chabolas, y a la que hoy en día se está acercando la clase alta blanca a vivir…

…hay tiendas de blancos y de negros, hay trabajos de blancos y de negros. Los negros no hacen surf, no son médicos, no ocupan las casas de los barrios buenos, ni juegan al golf. Y si ahora tienen derecho a voto, su integración en la sociedad pudiente se hace lentamente. Ahora son víctimas de un apartheid económico. En pleno s.XXI ! 
Hemos sido testigos de que todo el peso de la economía lo soportan los blancos. Todos los alojamientos del viaje estaban gestionados por blancos, mientras que los negros eran los que te cocinaban el desayuno o te limpiaban la habitación.

Y eso que actualmente el país está bajo control de la raza negra. De los aproximadamente 52 millones de habitantes, el 80% son negros y el 9% blancos. Hace ya unos años que el partido en el poder, el ANC, en el que militó Nelson Mandela, tomó una serie de medidas destinadas a integrar a la población negra en todos los ámbitos de la vida económica: promover la creación de negocios, ventajas para conseguir trabajo, etc. La política llamada BEE (Black Economic Empowerment, es decir, la potenciación económica negra) ha supuesto la llegada a la élite económica de Suráfrica de un número de empresarios negros, convertidos rápidamente en millonarios, algunos de ellos sospechosamente ligados al ANC, y una tímida generación de clase media, pero aún exigua.

¿Y qué efecto están teniendo estas políticas de ‘discriminación positiva’? Pues la realidad es que según nos hemos enterado, existe una fuga de capital humano especializado que puede hipotecar el crecimiento económico del país. Se calcula que un millón de blancos ha abandonado Sudáfrica en la última década (hacia Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Holanda, Estados Unidos o Canadá). Un fenómeno que parece ser es una constante y del que se culpa no solo a la marginación a la que los ha arrastrado la política de discriminación positiva del Gobierno en beneficio de la población negra, sino también a la alta criminalidad que sufre el país. Los blancos son quienes ahora viven en guetos, rodeados de alambradas para protegerse de  la violencia de los negros. ¿Es la Sudáfrica de hoy el apartheid a la inversa? 


TRANSPORTE

¿Cómo llegar?
La combinación de vuelos desde Bilbao era inmejorable. Volar de noche unido al hecho de que no haya diferencia horaria entre España y Sudáfrica en esta época del año, nos ha permitido aprovechar el tiempo al máximo. Después de trabajar, camino al aeropuerto. El viaje de ida desde Bilbao vía Paris con Air France (avión normalito, buena comida), aterrizando en Johanesburgo a las 10 am. El viaje de vuelta desde Ciudad del Cabo vía Amsterdam con KLM (peor avión, mala comida), aterrizando en Bilbao a las 2 pm.

¿Cómo moverse?
La aventura ha sido un roadtrip en toda regla. Más de 3.000 km conduciendo por las carreteras sudafricanas con los 2 coches de alquiler, un VW Polo y Renault Clio (reservados con AVIS a través de RentalCars y con un seguro a todo riesgo, algo más que recomendable viendo por dónde nos hemos metido). Aunque llevábamos el carnet de conducir internacional encima, nadie nos lo ha pedido, pero por si acaso… 

Entre medias, un vuelo interno entre Durban y Port Elizabeth con British Airways que nos ahorró hacer más de 1.000 km. y perder 1 día entero. Todo un acierto haberlo planificado así.

Volviendo a la conducción, hemos de decir que ha sido un auténtico placer conducir por estas tierras. Está claro que te tiene que gustar, y a nosotros nos encanta, por la sensación de libertad plena que nos aporta. 

Pero ni de lejos nos imaginábamos que nos íbamos a encontrar con una infraestructura de carreteras en tan buen estado (salvo los potholes, de los que sí que te avisaban, pero no te decían la profundidad de estos baches!), con una estupenda señalización. 

También nos ha sorprendido gratamente, la forma de conducir de los sudafricanos, respetuosos con las normas, sin correr más de lo permitido, ayudando al resto de coches… Autopistas (¿?) de 1 carril por sentido, con amplios arcenes que se convertían en un carril adicional. Si veías que un coche te quería adelantar, te echabas al arcén, le dejabas pasar, el coche te pasaba, te daba las luces de emergencia en señal de agradecimiento y tú le dabas un flash con las luces como respuesta. 

Existen particularidades que te sorprenden, como la gran cantidad de gente (todos negros) que te encuentras andando y cruzando las carreteras, por no hablar de la fauna que la transita (vacas, ovejas, cabras, caballos, monos…) Comentar que el precio de la gasolina más barato que en España, a 0,85€/litro y que hemos podido pagar en todas las gasolineras con la VISA.

El parque automovilístico es de lo más variado, pero con muchas marcas de las que vemos en Europa. Destacar que abundan mucho las pick-ups, abiertas atrás para transportar cualquier cosa: desde la tabla de surf, la barbacoa, las cañas de pescar, hasta una cuadrilla de trabajadores negros volviendo a casa tras un día de trabajo. 

Sin embargo, el coche sudafricano por excelencia es el VW Citi. Se trata de una versión sudafricana de la primera edición del VW Golf. Cuando Volkswagen evolucionó este modelo en el resto del mundo, Volkswagen Sudáfrica se dio cuenta de la necesidad de contar con un modelo de precio bajo para las condiciones locales, por lo que decide continuar con la producción del Golf I, llamándolo a partir de entonces Volkswagen Citi Golf. Fabricado localmente, permanece en el mercado como coche de entrada a la gama hasta 2010, cuando una edición limitada de 1.000 unidades puso fin a su andadura. Como decimos, es el coche que más ves en todo el país. 


SEGURIDAD
Si bien es cierto que hemos visto medidas de seguridad extremas en las casas residenciales y en muchos alojamientos, no hemos tenido una gran sensación de inseguridad. Sí es cierto que optamos por visitar Soweto con un guía local negro, y descartamos acercarnos al centro de ciudades conflictivas como Johannesburgo o Durban. 
Como siempre decimos, allá donde vayas aplica el sentido común: hay que tomar las precauciones básicas, como harías en tu propia ciudad.


COMIDA
Bañada por los océanos Atlántico e Índico, es lógico pensar que en Sudáfrica se come de lo mejor del mar…. y es cierto, pero en realidad la comida típica es la carne, de muy buena calidad. La dominan que da gusto, y además lo mismo te ponen en el plato un solomillo de vaca perfecto que una brocheta de cordero, un carpaccio de avestruz o un filete de cualquier otro de los muchos animales que tienen por allí: cebra, impala, kudu, springbok… todos estupendos, y todos maravillosamente cocinados sin mucha parafernalia, al punto, como debe de ser para saborear la carne (no como los británicos!). 

La barbacoa o braai es una auténtica religión, y nosotros no hemos querido quedarnos aislados… y hemos preparado varias braai donde asar las típicas boerewors (que literalmente significa salchicha de granjero).

También hemos probado el biltong, uno de los alimentos más típicos. Se trata de un aperitivo de tiras de carne (de avestruz, ternera o cualquier otro ejemplar de caza), marinada, especiada y desecada. Disparidad de opiniones…

Aparte de la carne, Sudáfrica pesca en dos océanos y eso se nota: salmón, bacalao, merluza, kingklip, calamares… 

Durante los desayunos (típico desayuno inglés con sus huevos, bacon, salchichas, porridge, champiñones, beans…) y la hora del té no faltaban los rusks, una especie de galleta rectangular o bizcochito seco que suele mojarse en té o café, ya que si no está pelín duro.

Además, hemos podido disfrutar de mucha calidad (que no variedad) en la fruta. Plátanos, mini-piñas, aguacates… No olvidemos que por el clima tan suave todo el año, Sudáfrica tiene una producción agrícola excelente.

La oferta de restaurantes es muy variada, sobre todo en ciudades grandes como Cape Town. Gran calidad, estupenda atención y precios muy ajustados tirando a baratos. Un auténtico placer. Y todo ello bien acompañado por los famosos vinos sudafricanos, blancos y tintos, donde destacan las variedades autóctonas Pinotage y Chennin blanc.

Aún hoy recordamos cómo disfrutamos en la Ruta de Los Viñedos, muy cerca de Cape Town, de una cata de vinos y quesos, por menos de 3€. Y eso que eran las 10 de la mañana !

Pero no solo han sido vinos lo que hemos probado. Destacaríamos las excelentes cervezas artesanas (le tienen un gran aprecio al mundo de la cerveza, algo muy trendy en casi todo el mundo), sidras (artesanas también!) y los cafés (qué buena mano tienen preparándolos, por cierto)


ALOJAMIENTOS


A lo largo del viaje hemos disfrutado de unos alojamientos, en general, muy buenos y muy económicos. Ya nos conocéis, huimos de los hoteles, así que una vez más hemos optado por el alojamiento tipo guesthouse o B&B.
La gran mayoría los llevábamos ya reservados. Sin embargo, para los 2 días que teníamos más abiertos en la planificación, no hubo ningún problema, al estar en temporada baja. 
Mención aparte son los campamentos dentro del P.N. Kruger, que reservamos con meses de antelación, ya que la demanda de algunos de ellos (como Olifants y Lower Sabie) es muy alta.

A continuación está la lista de los alojamientos, con nuestra valoración personal, a lo Booking o TripAdvisor (1-10), que esperamos os sirva de referencia:

  • Peace Corner Cottages (Dullstroom) >>> 6,5
  • A Traveller's Palm (Phalaborwa) >>> 7
  • Letaba (Kruger N.P.) >>> 6
  • Olifants (Kruger N.P.) >>> 8.5
  • Lower Sabie (Kruger N.P.) >>> 9 
  • Hlane Royal National Park (Swazilandia) >>> 8,5 
  • Ndiza Lodge and Cabanas (St Lucia) >>> 8,5
  • Airport Beach Backpackers (Durban- La Mercy) >>> 5 
  • Funky Town (Jeffrey’s Bay) >>> 9
  • Anchorage (Pletternberg) >>> 7,5
  • Le Roux’s Outdshoorn) >>> 9,5
  • Aire del Mar (Gaansbaai) >>> 6 
  • Twice Guesthouse (Stellenbosch) >>> 9,5 
  • La Grenadine (Cape Town) >>> 9,5 

FAUNA Y FLORA
Tras los oscuros años del Apartheid, una de las cosas que este país ha hecho bien, ha sido recuperar todos los parques nacionales y agruparlos bajo una misma gestión pública, la SAN Parks  -South African National Parks (cuyo símbolo es la cabeza y cornamenta de un kudu). Esto se nota sobre todo en el estupendo estado de conservación de las instalaciones. Y ya no solo del Kruger, que también, sino del resto de parques que hemos visitado. 
La mejor y más económica manera de recorrerlos es hacerse con la Wild Card, aunque cada viajero deberá hacer los cálculos oportunos, ya que dependerá del número de días dentro de un parque para ver si sale rentable.

Pero volvamos al Kruger. Recorrer el P.N. Kruger era el principal objetivo del viaje, de eso no hay duda. Tener la posibilidad de atravesar esta extensión durante 5 días, conduciendo tu propio coche, decidiendo dónde y cuándo parar, nos ha proporcionado esa sensación de libertad que mencionábamos anteriormente. Y es que poder observar animales en libertad dentro de su entorno natural nos parece lo más bonito del mundo

Antes de ir habíamos leído muchos consejos en otros blogs (gracias), sobre cómo organizarse y qué llevar al safari: todo un acierto llevar una cámara de fotos con un buen zoom, prismáticos, lámpara frontal, termo… Además, la forma de afrontar cada día, que nos obligaba a madrugar más que si tuviéramos que ir a trabajar (5:30 am), creemos que era la más acertada. La víspera echábamos un vistazo al panel de avistamientos del campamento, donde los aventureros anotábamos dónde habíamos tenido la suerte de ver a un determinado animal, con la intención de planificar la ruta que seguiríamos nada más empezar el día. Aunque al final, todo era cuestión de suerte. 

Antes de salir del campamento, con la noche aún muy cerrada, preparábamos un termo de café y unas galletas. Justo a las 6 am abrían las puertas y allí estábamos nosotros con muchas ganas de poder ver, aún en la oscuridad, esos depredadores que a otras horas del día son más difíciles de encontrar. 

Tras unas 2-3 horas de estar ‘bicheando’, volvíamos al campamento para desayunar, hacer el check-out y continuar el safari hasta el siguiente campamento. En el camino, parábamos a comer y descansar un rato en alguno de los campamentos de la ruta. Y ya en destino, hacíamos el check-in y salíamos un rato con el coche hasta la puesta de sol y cierre de las puertas del campamento. Ya de vuelta, tocaba cena. Algunas rondavels (o cabañas africanas) tenían una pequeña cocinita, nevera y microondas. Pero todas ellas disponían en la puerta de una barbacoa, el ‘deporte nacional’.

En una ocasión, y con el objetivo de alargar la jornada y poder disfrutar de otra perspectiva, cogimos un game drive o sunset drive nocturno.


Otro aspecto destacado del país es su riqueza floral, con cantidad de variedades autóctonas, de una gran belleza. Destacan las proteas, la flor oficial de Sudáfrica y el fynbos o matorral bajo.


ITINERARIO
¿Cambiaríamos algún destino? Seguramente no. En todo caso nos hubiera gustado haber podido estar más tiempo en alguno de los pueblos de la ruta, como por ejemplo Plettenberg, Jeffreys Bay, Stellenbosch, o Ciudad del Cabo. Pero es que esto nos pasa en casi todos los viajes, en los que nos gustaría extender la aventura más tiempo…… para no tener que volver!!!
En la siguiente tabla detallamos por completo el itinerario finalmente seguido:

0 BILBAO – PARIS - JOHANNESBURGO
1 JOBURG AIRPORT - SOWETO TOUR - DULLSTROOM 
2 DULLSTROOM -  Graskop - RUTA PANORAMA -  PHALABORWA
3 PHALABORWA - KRUGER N.P. (Letaba)
4 KRUGER N.P. (Olifants)
5 KRUGER N.P. (Lower Sabie)
6 KRUGER N.P. (Lower Sabie)
7 KRUGER N.P. – SWAZILANDIA (HLANE N.P.)
8 HLANE N.P. - Lavumisa - SANTA LUZIA (Barco por el Estuario)
9 SANTA LUZIA - Cape Vidal - LA MERCY/DURBAN
10 LA MERCY/DURBAN – Port Elizabeth - JEFFREYS BAY
11 J- BAY - Tsitsikamma N.P. - Bloukrans Bridge - PLETTENBERG BAY
12 PLETTENBERG BAY - Robberg Nature Reserve - KNYSNA - Map of Africa - OUDTSHOORN 
13 OUDTSHOORN- CAPE AGULHAS - GANSBAAI
14 GANSBAAI - Hermanus - Betty’s Bay - Gordons Bay (R44) - STELLENBOSCH 
15 STELLENBOSCH - Muizenberg - Boulders - Cape Peninsula - Chapmans Peak - CAPE TOWN
16 CAPE TOWN
17 CAPE TOWN
18 CAPE TOWN - AMSTERDAM - BILBAO

Muy recomendable empezar el viaje en Johannesburgo y terminarlo en Cape Town. Visitar Soweto, creemos que merece la pena. Y hacerlo como primera toma de contacto con el país, te hace entender desde el principio lo aquí vivido durante el apartheid. Más de 3 millones de personas (el 95% negras) viven en este barrio-ciudad situado a las afueras de Johanesburgo, donde hay casas de todo tipo, desde chabolas de chapa metálica a chalés con piscina.

Después, hay gente que hace noche en Joburg o a las afueras, para madrugar y afrontar las horas de coche hasta la Ruta Panorama o el P.N. Kruger. Nosotros, optamos por dormir a mitad de camino en Dullstroom, para poder realizar la Ruta Panorama al día siguiente. Hay que tener en cuenta que en esta época del año, anochece a las 17:30, y no es muy recomendable conducir de noche, sobre todo por los potholes y la gente y animales que circulan por la carretera.

La Ruta Panorama recorre parte del Cañón del Río Blyde. A lo largo del trayecto fuimos encontrando saltos de agua y diferentes formaciones que la erosión del río Blyde ha ido moldeando. 70 km. con numerosos miradores justo en el borde del cañón en los que íbamos parando constantemente! Destacaríamos las formaciones los Bourke’s Luck Potholes 

El Parque Nacional Kruger es una enorme extensión con una riqueza animal y vegetal que llega a abrumar. Es la joya de la corona de los parques nacionales sudafricanos. El Kruger es el lugar ideal para vivir la experiencia africana. Las posibilidades son tan variadas que se necesitarían muchos días para conocer algunos de los secretos de este inmenso territorio. Por eso hay que planificar las rutas en función de dónde se va a hacer noche, y calcular los tiempos que se tarda en ir de un sitio a otro, teniendo en cuenta las limitaciones de velocidad existentes dentro del parque. El resto es ya un auténtico disfrute… y a bichear !!! Nosotros hemos estado 5 días de safari que son un buen número. De buena gana nos hubiéramos quedado más tiempo, de eso no hay duda, pero también queríamos ver otras partes de este país. Aún hoy recordamos casi con lágrimas en los ojos la instantánea que el parque nos regaló minutos antes de abandonarlo para continuar con la aventura… como si de un lienzo se tratara, distintas especies de animales acercándose a una charca a beber… esto es África!

Ya no solo porque te pilla de paso desde el Kruger hacia el Océano Índico, sino porque es curioso adentrarse en un país del que no habíamos oído ni hablar, la visita al Reino de Swazilandia es más que recomendable. Si haces la prueba y coges a diez personas al azar, será raro que más de una sepa decir algunas palabras del país más pequeño del continente africano. 

Tiene Parques Nacionales interesantes, una rica artesanía y unas infraestructuras dignas. De hecho, nosotros optamos por visitar el P.N. Hlane, que aunque mucho más pequeño que el Kruger (de hecho, el propio país es más pequeño que el Kruger!), destaca por sus rinocerontes, que por suerte pudimos verlos en la charca pegada al campamento donde pasamos la noche… y que rápidamente vinieron a saludarnos…o eso pensamos nosotros:

Como curiosidad, en este campamento no había electricidad y te dejaban unas lámparas de gas al anochecer.

Aquí, los caminos para recorrer el parque a tu aire no estaban tan bien como en el Kruger, así que tras intentarlo, optamos por coger el sunrise drive a las 5:30 am, donde disfrutamos de escenas como estas:

De vuelta en Sudáfrica, un largo camino nos llevó a la costa, a una localidad llamada Santa Luzia, donde nos esperaban los hipopótamos de la reserva de iSimangaliso (Patrimonio de la Humanidad). Llevábamos reservado desde España un recorrido en barco por su estuario repleto de avifauna, cocodrilos e hipopótamos.

Realizamos también un recorrido por el corazón de la reserva (una zona dunar de matorral bajo por la cercanía al océano), viendo más animales… 

...para terminar disfrutando de sus inmensas y salvajes playas, abiertas al Océano Índico. 

Desde Santa Luzia, nos acercamos a dormir a las proximidades del aeropuerto de Durban, ya que teníamos el vuelo temprano que nos habría de llevar a Port Elizabeth. La distancia es de casi 1.000 kilómetros, y sin grandes alicientes por el camino, así que lo del avión interno, un gran acierto. Y más si te plantas en Port Elizabeth a eso de las 8:30 am con todo el día por delante. Esta ciudad, aparte de ser un puerto industrial muy importante, tan solo tiene como destacado una zona monumental en la parte alta…

Tras esta breve visita, decidimos eliminar del plan de viaje el Addo National Park, e iniciar el recorrido por la Garden Route, un edén de 200 kilómetros de largo con gran diversidad de paisajes, fauna y flora. Un recorrido costero con multitud de acantilados y miradores que nos ofrecían una visión única del océano, rodeados por montañas tapizadas de coníferas. Cada ciudad donde parábamos teníamos la sensación de podernos quedar a vivir. Casas de vacaciones y urbanizaciones de lujo, todas ellas ocupadas por blancos, ya que durante los años del Apartheid fue el refugio favorito de las familias más ricas de Johanneburgo y Ciudad del Cabo. El ambiente es muy europeo y occidental. Tiene una similitud con las carreteras escénicas de la costa oeste californiana que recorrimos en el 2010.

La primera parada fue Jeffreys Bay, la cuna del surf mundial. Llegamos pronto, así que antes de que cerraran aprovechamos para ir de shopping por los outlets de las principales marcas de surf por todos conocidas. Los precios eran casi de risa…

Después, una pequeña caminata por la playa y estirar las piernas a orillas del índico, para disfrutar de Supertubes, la que dicen es la mejor ola de derechas del mundo, y donde estaban preparando todo para la prueba final de la WSL (World Surf League) que tendría lugar 1 semana después.

La Ruta Jardín está salpicada de numerosos parques nacionales donde disfrutar de la naturaleza. Pero el tiempo no es infinito y hay que seleccionar, en función de la planificación, dónde parar y qué treckings realizar. Nosotros optamos por Tsitsikamma N.P., para atravesar los puentes colgantes sobre el río…

…y escalar hasta la cima de uno de sus miradores… 

Pasamos por una de las atracciones turísticas más visitadas del país, el puente más alto del mundo desde donde practicar puenting o bungy jumping, 216 metros de pura adrenalina:

Seguimos camino hasta Pletenberg Bay y la Reserva Natural Robberg, una maravilla para los sentidos. En esta zona mega-pija con unas casas que quitan el hipo, se encuentra esta reserva que se adentra en las aguas y que permite realizar unas caminatas de diferente dificultad. 

Pudimos hacer la más corta, ya que era tarde y anochecería en breve, y dejamos para el día siguiente la más larga y complicada. Lamentablemente, el día amaneció con frío, lluvia y mucho viento, lo que nos impidió ni tan siquiera intentarlo. Una pena.
Y es que durante toda la jornada no paró de llover. Ya en Knysna, tan solo visitamos la parte de la bahía con sus islas, el centro de la localidad y su puerto. Aquí era latente la diferencia entre las mansiones de los blancos y las chabolas de los negros.  

Este era uno de los días ‘abiertos’ en la planificación del día, y menos mal, ya que el hecho de que la climatología no nos acompañara, nos permitió alterar los planes y, tras visitar ‘África’:

…abandonar la costa camino del interior. Después de los paisajes verdes y las playas paradisíacas meterse en lo que es prácticamente el desierto es un poco duro, pero no por ello deja de merecer la pena. Simplemente ver que en una hora y media puedes ir del bosque más frondoso al sitio más seco ya es una experiencia. Un camino que discurría entre las montañas y valles del pequeño Karoo. La roja tierra del desierto, carreteras eternas en medio de la nada que se veían salpicadas por las numerosas granjas de avestruces, sobre todo en la localidad de Oudsthoorn
  
Pequeño pueblo pero mundialmente famoso por ser el epicentro del avestruz. Hasta existen unas casas típicas de los dueños que hicieron mucho dinero con las plumas y la carne de estos animales.

Continuamos por la ruta 62, la carretera de los descendientes de aquellos primeros europeos que llegaron a Sudáfrica y convirtieron un desierto en un jardín.

Tras unas horas de ruta, abandonamos el interior para retomar nuestro recorrido por la costa. Siguiente destino: el punto más al sur del continente africano, el Cabo Agulhas.

Sudáfrica te permite ver los Big Five en tierra, pero también otros Big Five en el mar (ballenas, delfines, focas, pingüinos y tiburones). De hecho, nuestra siguiente parada era el avistamiento de ballenas, una experiencia inolvidable, en la localidad de Klinsbaai. Es en esta época del año cuando las ballenas surcan esta agua en busca de otras más cálidas para poder pasar el invierno austral.

No había muchas, ya que este año (según nos dijeron) su llegada se estaba retrasando, pero aun así tuvimos la suerte de verlas… y eso que la mar estaba muy, pero que muy movida…

Estas costas están completamente infestadas de tiburones blancos debido al excelente hábitat de la zona. Aquí se encuentren un par de islotes; uno de ellas llamado Dyer Island con colonias de focas (principal sustento de los tiburones) y el canal que cruza ambos islotes conocido como Shark Alley; y otro con una extinta colonia de pingüinos africanos que están intentando repoblar.

Desde Klinsbaai seguimos por la R44 o Whale Coast, bordeando los acantilados de la parte más austral del continente negro. Las rutas panorámicas de Sudáfrica son magistrales cuando la costa está por medio y este camino resultaba de lo más espectacular, con unas carreteras que quitaban la respiración.
  
Paramos en la colonia de pingüinos de Stony Point en Betty’s Bay. Cientos de pingüinos africanos alternan su refugio rocoso con las frías aguas del océano. Son muy simpáticos estos animalitos, y el entorno que les han creado con el objeto de proteger esta especie en extinción, es maravilloso.

Además, estábamos prácticamente solos a esta hora de la tarde, que es cuando dicen que hay más actividad puesto que la mayoría regresan tras una jornada de pesca (eso con permiso del gran tiburón blanco, que no pierde de vista a uno de sus snacks favoritos)


Volvímos a dejar atrás la costa para acercarnos a la zona de viñedos del Cabo o Cape Winelands. Suaves colinas cubiertas de agradables viñedos que al estar en invierno no estaban para nada frondosos. Parece que estás en Burdeos o en La Rioja. Esta región es una espléndida combinación de pequeños pueblos históricos anclados en el s.XVIII, bellos paisajes y cientos de bodegas que producen algunos de los mejores vinos (y coñacs) del mundo. Y todo ello en un radio de menos de 200 km. de Ciudad del Cabo. Nosotros optamos por parar en Stellenbosch.

En toda esta zona, bodegas de renombre internacional que ofrecen la oportunidad de catar sus caldos… y eso es lo que hicimos a una hora un poco inusual (10 am), pero la oportunidad estaba allí y no era cuestión de desaprovecharla!
  
De nuevo retomamos el tramo costero que nos habría de llevar al Cabo de Buena Esperanza. Por el camino (Península del Cabo) atravesamos distintas poblaciones costeras, cada una con su encanto: playas, surf, pescado, pingüinos…

…y para finalizar la ruta por una la costa Atlántica con bellísimos acantilados y un mar salvaje e indomable, el mítico Cabo de Buena Esperanza, uno de los puntos más legendarios para los marineros de los siglos pasados.

Desde aquí, tocaba seguir sobre los acantilados hasta llegar a Cape Town. 

Pasamos por una carretera panorámica de peaje que estaba abierta pese al fuerte viento reinante y la amenaza latente de tormenta: Chapman Peaks Drive

Desde los miradores de esta ruta se empezaba ya a vislumbrar la silueta de las montañas que rodean Ciudad del Cabo…

… y las casas más lujosas de esta ciudad sobre el mar…

Los últimos 3 días los hemos pasado en Ciudad del Cabo, para nosotros, una ciudad mágica. Es una de esas urbes a las que apetecería irse a vivir. Su ubicación entre el océano y la Montaña de la Mesa la vuelve irresistible. Está llena de vida y ganas de vivir. Buenos precios y ambiente cool en sus numerosos restaurantes y terrazas. Tiene un aire cosmopolita que  ofrece una completa oferta de opciones de turismo y actividades difícilmente superable:
  • Long Street (múltiples restaurantes, bares de copas, tiendas de ropa se agolpan en los edificios antiguos con arquitectura inglesa y de vivos colores.)…
  • BoKaap (el barrio musulmán de las casas de colores)…
  • Waterfront (sitio turístico por excelencia donde siempre hay artistas callejeros dispuestos a robar sonrisas)…
  • en el barrio de Woodstock destaca su street art
  • …y el Old Biscuit Mill una delicia para los sentidos, sitio recomendable donde hay que ir sí o sí un sábado por la mañana…
  • …la zona de Green Point, Sea Point y toda la costa de las playas hasta Camps Bay, con unos chaletazos de impresión en un entorno impresionante…
  • …el jardín botánico más rico del mundo, Kirstenbosch Gardens plagados de Proteas, la flor oficial de Sudáfrica. Un auténtico remanso de paz y tranquilidad donde la gente acudía a pasar el día, hacer picnic con la familia...
  •  …y cómo no, una de las 7 maravillas naturales del mundo, Table Mountain, al que accedimos en teleférico, y desde donde las vistas eran espectaculares. 
Ciudad del Cabo, al contrario de muchas urbes, integra a la naturaleza, no se divorcia de ella. Si de un lado está el mar, del otro reina la montaña, la famosa Montaña de la Mesa, que en efecto parece una gigantesca mesa casi siempre adornada con un mantel de nubes que se desparraman por la ladera como encaje, aunque nosotros hemos tenido mucha suerte y salvo las primeras horas del primer día, el resto ha estado despejado…

Qué mejor manera de despedir la aventura que una puesta de sol desde la cima de Table Mountain, con esa sensación de libertad, paz y tranquilidad que nos ha acompañado durante todo el camino…

"PORQUE VIVIR ES VIAJAR, Y TODOS LOS DÍAS PUEDEN SER EL COMIENZO DE UNA GRAN AVENTURA"