lunes, 4 de julio de 2016

Día #16, #17 y #18: Cape Town

Vamos a intentar resumir en una misma entrada del blog, lo que esta ciudad nos ha ofrecido durante los últimos 3 días. Y es que se trata de una ciudad llena de contrastes, y no sólo climatológicos, sino de todo tipo. 

Nos ha dado tiempo a sacarle mucho provecho. Hemos sido muy afortunados porque el tiempo ha ido en cada momento a mejor, y eso es mucho decir, habituados como están sus habitantes a los constantes y repentinos cambios. Y todo debido a su enclave, entre la famosa Table Mountain o Montaña de la Mesa, Lions Head (la cabeza del león) y Devils Peak (el pico del diablo)
¿Ciudad del Cabo con sol, sin niebla y sin viento? También es posible!

Hay huellas del apartheid, como estas...

Como decíamos, los contrastes entre los distintos barrios marcan cada momento. Lo mismo te adentras en BoKaap, el conocido como barrio malayo, porque aquí es donde recluyeron, a modo también de township, a todos los ex-esclavos y descendientes de estos provenientes, no sólo de Malasia, sino también de Indonesia y Sri Lanka.
Es un barrio enteramente musulman y muy seguro, aunque a este Mini le hayan dejado así...

Y se caracteriza hoy en día por el colorido de sus casas.

Dicen que fue un acto de protesta ante el color negro al que se habían visto obligados a llevar durante su etapa de esclavitud. Una zona tranquila, bajo una de las montañas que rodea la ciudad, Signal Hill, y por la que hemos estado paseando un buen rato.

Todas las ciudades tienen una calle icono. Esa calle que nadie debe perderse. En Ciudad del Cabo, esa calle se llama Long Street. Sí que es larga, pero lo que más llama la atención son sus edificios victorianos de dos plantas, con amplias balconadas de encaje, y que datan de la época colonial británica. La mayoría reconvertidas hoy en día en restaurantes, bares de copas, tiendas, etc.
Es una calle que, si bien durante el día está muy animada, es durante la noche cuando cobra un mayor apogeo. Quizá demasiado ruido y jaleo para nosotros. 

Alrededor de Long Street, y sobre todo, por Kloof Street, se encuentran una serie de calles (Bree, Park...) con mucha animación (bares, restaurantes, tiendas) y no tanto ruido y turisteo. Es la zona de Gardens, haciendo honor a su cercanía a los Jardines de la Compañía, unos terrenos utilizados por la Compañía Nacional de las Indias Orientales y que hoy es un auténtico remanso de paz. 

Es justo la zona donde hemos estado alojados, en una guesthouse de estilo provenzal, y que hemos disfrutado un montón.

El centro neurálgico, si es que esta ciudad lo tiene, podría estar cerca del Greenmarket,
...el mercado de las flores...

 y el Ayuntamiento, edificio éste muy similar a edificios que puedes encontrar en Bilbao o San Sebastián.

No tiene un centro de negocios con un skyline destacable.

Otra de las zonas destacables y que no hemos querido dejar de visitar es el V&A (Victoria & Albert) Waterfront, antigua zona de muelles reconvertida en zona de ocio para todos los gustos. Centros comerciales, barcos y barquitos, astilleros con los atuneros chinos, focas, una marina con casas 'con asa', edificios victorianos y mucho ambiente a todas horas. La oferta es enorme.

Aquí las estatuas de los 4 premios noveles de la paz sudafricanos:

...y para terminar una puesta de sol magnifica divisando Robben Island en la lejanía...

El sábado la zona a la que todos los captenianos acuden es...

Un poco alejado del centro, pero de camino te entretienes con un poco de arte callejero, de Street Art, tendencia común a muchas ciudades cosmopolitas como es Ciudad del Cabo. 
...algunos más reivindicativos que otros...

Un montón de tiendas de decoración y pequeños talleres de artesanos de madera se suceden por el camino. Hasta llegar al destino final que es el Old Biscuit Mill, antiguo molino de una fábrica de galletas, donde pasar una mañana muy entretenida. 

Podría asemejarse, salvando las distancias, al mercadillo que se celebra en la antigua fábrica de galletas de Artiach en Zorrozaurre en Bilbao, por el formato, pero no por su oferta y calidad. 

Nos ha encantado. Mucho producto orgánico y veggie, pero sobre todo los detalles cuidados hasta el extremo. Los love sándwiches de The Kitchen, una auténtica delicia.

Ciudad del Cabo y, en general, toda la Península del Cabo ofrecen un panorama único para los amantes de la flora. Aquí se encuentran ejemplares autóctonos y de gran belleza. Destacan las proteas, ericas y fynbos. Las hemos podido ver a lo largo de nuestro viaje, en zonas costeras, en el Cabo de Buena Esperanza, etc. Aunque donde se pueden disfrutar con calma es en el mayor jardín botánico al aire libre del mundo, los jardines de Kirtenbosch, al que le hemos dedicado unas horitas.
No es un jardín botánico al uso... pudiendo ir por los caminos establecidos o salirte de ellos e ir a tu bola...

Quizás por estar en invierno no era una explosión de color, pero aun así nos ha gustado. Aquí algunos ejemplos de la belleza de la flora del lugar...

Además, era un auténtico placer ver como en esta soleada mañana de domingo, las familias se acercaban aquí a disfrutar de la naturaleza en estado puro, paseando e incluso la gran mayoría haciendo un picnic en sus verdes campas. Qué envidia!


Nuestra última visita antes de decirle adios a esta ciudad y a este increíble país, ha sido subir a Table Mountain. Como decíamos, no siempre es posible hacerlo debido a la niebla y, sobre todo, al viento.
Pero nosotros hemos tenido suerte. Se asciende en funicular...

...aunque siempre hay algún valiente que opta por otros caminos...

Además de unas maravillos vistas que quitaban el aliento, vistas de casi 360 grados, que nos hacían recordar nuestro periplo por la Península del Cabo de los últimos días...

...el hecho de ver cómo la superficie de la montaña es plana como una mesa (de ahí su nombre) y está repleta de roca de granito y fynbos, ha sido increíble. 

...y otro atardecer de ensueño según bajábamos, con Lions Head en primer plano...

Y con mucha pena, decimos adiós a esta ciudad. Viaje de vuelta sin complicaciones con KLM vía Ámsterdam, y ya en casa a descansar y rememorar los fantásticos momentos que hemos pasado en estas casi tres semanas.